lunes, 25 de mayo de 2009

VIA LUCIS

EN éste tiempo Esperando Pentecostés , podemos realizar en grupo ó individualmente este acto de piedad llamado VIA LUCIS , el camino de la Luz


EL CAMINO DE LA LUZ VIA LUCIS.

Aquí podemos ilustrar cada estación con imágnes de JESÚS RESUCITADO

Como natural culminación del Vía Crucis, ha surgido en los tiempos recientes la práctica del Vía Lucis: la meditación orante del misterio glorioso del Señor, que comprende desde la Resurrección a Pentecostés. Él nos enseña a caminar en el mundo como "hijos de la luz", reconociendo su presencia permanente entre nosotros y dando testimonio de la vida del Resucitado.

Así como durante Cuarenta días la Iglesia nos hace vivir la Cuaresma preparándonos en la oración, el sacrificio y la limosna como preparación para la Semana Santa, así también durante Cuarenta días nos hace disfrutar del Triunfo de Jesús hasta la Ascensión, y más propiamente durante Cincuenta días nos hace vivir en la alegría hasta recibir el Espíritu Santo en Pentecostés.

Conviene eliminar un cierto sentido trágico de la fe, en que se subraya sólo el dolor y el sufrimiento, pero olvidamos el gozo y la esperanza. Son muchos los cristianos que se quedan sólo observando la Cruz y olvidan que Jesús hoy vive como el Resucitado y el Resucitador de sus hermanos.

Tal como el Vía Crucis, este “Camino de la Luz” puede ser vivido en cualquier tiempo del año, y se pueden utilizar flores, cirios, aclamaciones, danzas y cánticos gozosos. Nos parece necesario recuperar la fiesta en nuestra vida cristiana y este puede ser un excelente instrumento para hacerlo.

En algún lugar del mundo encontramos este “Vía Lucis” que hemos adaptado a nuestra realidad.

ANTES DE COMENZAR

DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.
Y LO HACEMOS EN NOMBRE DE LA SANTA TRINIDAD:

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén,

Nos dice San Pablo:

CRISTO JESUS, siendo de naturaleza divina,
no consideró un tesoro indispensable
mantenerse igual a Dios.
El se despojó de sí mismo
asumiendo la condición de siervo
y siendo en todo igual a los hombres.

RESUCITÓ, RESUCITÓ, RESUCITÓ, ALELUYA.

Apareció en forma humana,
se humilló haciéndose obediente hasta la muerte
y muerte de cruz.
Por esto Dios lo ha exaltado
y le ha dado el Nombre
que está sobre todo nombre...

RESUCITÓ, RESUCITÓ, RESUCITÓ, ALELUYA.

Para que al nombre de Jesús
toda rodilla se doble
en el cielo, sobre la tierra y bajo la tierra.
Y toda lengua proclame
que Jesucristo es el Señor
para gloria de Dios Padre.

RESUCITÓ, RESUCITÓ, RESUCITÓ, ALELUYA.

Mientras se canta se puede encender el cirio pascual,
o simplemente un cirio, que nos alumbra el camino.

1.a ESTACIÓN: JESÚS RESURGE DE LA MUERTE

* TE ADORAMOS CRISTO Y TE BENDECIMOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL MUNDO. AMÉN.

"Ya sé que ustedes buscan a Jesús, el crucificado. No esta aquí. Ha resucitado, como tenía dicho. Vengan a ver el sitio donde yacía” (Mateo 28, 5-6)

Aquella mañana de incertidumbre, un vuelco misterioso se presenta a aquellas mujeres que con tristeza y amor se acercaron de madrugada al sepulcro de Jesús de Nazaret. El ángel, el mensajero de Dios, revela la gloria de Aquel que ha atravesado la frontera de la muerte: la tumba está abierta, sobre ella se hace visible el cielo donde Cristo resucitado vive para siempre y nos espera. ¡Nunca será la tumba nuestro lugar definitivo!

Rezamos el PADRE NUESTRO

Padre Nuestro que estás en el Cielo
Santificado sea Tu Nombre
Venga a nosotros tu Reino
Hágase tu Voluntad en la tierra como en el Cielo
Danos hoy nuestro pan de cada día
Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en tentación
Y líbranos del Mal

Amén

* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.

Cantamos “Gloria, gloria, aleluya… Jesús es el Señor”.

2.a ESTACIÓN: LOS DISCÍPULOS ENCUENTRAN EL SEPULCRO VACÍO

* TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECIMOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL MUNDO. AMÉN.

"Entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro..., vio y creyó" (Juan 20,8).

Corrieron juntos aquella mañana hacia la tumba de Jesús, Pedro y el discípulo amado. A los ojos de este último le parecieron sólo vendas funerarias y un sudario abandonado en la tierra. A esos ojos no llega sólo la maravilla sino el estupor de la fe: "vio y creyó" en el Señor, vencedor de la muerte. La suya es la mirada de todos los creyentes en Cristo, de todos los tiempos y de toda la tierra. Es hoy nuestra mirada.

Rezamos el PADRE NUESTRO

Padre Nuestro que estás en el Cielo
Santificado sea Tu Nombre
Venga a nosotros tu Reino
Hágase tu Voluntad en la tierra como en el Cielo
Danos hoy nuestro pan de cada día
Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en tentación
Y líbranos del Mal
Amén

* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.


Cantamos “En ti, en ti, en ti Señor, hemos puesto nuestra fe”.

.3a ESTACIÓN: EL RESUCITADO SE MANIFIESTA A MAGDALENA.

* TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECIMOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL MUNDO. AMÉN.

"Jesús le dice: "María". Volviéndose, ella le dijo en su lengua: "Rabbuni” (que equivale a "Maestro"). (Juan 20, 16)

María Magdalena había caminado con Jesús durante meses y meses, lo había escuchado, y había visto cómo sus manos sanaban a los enfermos. Sin embargo, no lo reconoce en la aurora de la Pascua. Es necesario que Jesús la llame por su nombre. Se necesita una vocación personal para que los ojos de la fe reconozcan y vean lo que la sola mirada humana no sabe intuir. Hoy día, Jesús pronuncia nuestro nombre.

Rezamos el PADRE NUESTRO

Padre Nuestro que estás en el Cielo
Santificado sea Tu Nombre
Venga a nosotros tu Reino
Hágase tu Voluntad en la tierra como en el Cielo
Danos hoy nuestro pan de cada día
Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en tentación
Y líbranos del Mal
Amén

* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.

Cantamos


4.a ESTACIÓN: EL RESUCITADO EN EL CAMINO DE EMAÚS

* TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECIMOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL MUNDO. AMÉN.

"¿No era necesario que el Mesías soportara todo este sufrimiento para entrar en la gloria? Y comenzando por Moisés y todos los profetas, les explicó lo que en la Escritura se refería a él" (Lucas 24, 26-27).

En aquel camino polvoriento que desde Jerusalén conduce a Emaús, caminan tristes los discípulos con un viajero desconocido. Sus palabras no son comunes, despliegan un sentido escondido que la historia vivida hasta ahora no ha manifestado y que sólo él sabe mostrar. Aquella palabra hace arder hoy nuestro corazón y hace florecer la esperanza y la fe.

Rezamos el PADRE NUESTRO

Padre Nuestro que estás en el Cielo
Santificado sea Tu Nombre
Venga a nosotros tu Reino
Hágase tu Voluntad en la tierra como en el Cielo
Danos hoy nuestro pan de cada día
Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en tentación
Y líbranos del Mal
Amén

* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.


EL PEREGRINO DE EMAÚS

Por la calzada de Emaús,
un peregrino iba conmigo,
no le conocí al caminar,
ahora sí, en la fracción del Pan.

¿Qué llevabas conversado?
me dijiste buen amigo,
y me detuve asombrado
a la vera del camino:
¿No sabes lo que ha pasado
ayer en Jerusalén,
de Jesús de Nazaret,
a quien clavaron en Cruz?.
Por eso me vuelvo en pena
a mi aldea de Emaús.

Van tres días que se ha muerto
y se acaba mi esperanza.
Dicen que algunas mujeres
al sepulcro fueron de alba.
Pedro, Juan y algunos otros
hoy también allá buscaron.
Mas se acaba mi confianza,
no encontraron a Jesús.
Por eso me vuelvo triste
a mi aldea de Emaús.

¡Oh tardíos corazones
que ignoráis a los profetas!
En la ley ya se anunció
que el Mesías padeciera,
y por llegar a su gloria
escogiera la aflicción.
En la tarde de aquel día
yo sentí que con Jesús
nuestro corazón ardía
a la vista de Emaús.

Hizo señas de seguir
más allá del nuestra aldea
y la luz del sol poniente
pareció que se muriera.
Quédate forastero,
ponte a la mesa y bendice,
y al destello de tu luz,
en la bendición del pan,
mis ojos conocerán
al amigo de Emaús.



.5ta ESTACIÓN: EL RESUCITADO PARTE EL PAN

* TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECIMOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL MUNDO. AMÉN.

"Estando recostado con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se los dio. Se les abrieron los ojos y lo reconocieron”. (Lucas 24, 30-31)

Ya se hacía tarde. Los discípulos de Emaús están a la mesa con aquel viajero misterioso que les ha manifestado el sentido de la historia que estaban viviendo. Después de su palabra, vino el gesto: “partir el pan”, como en la cena eucarística. Aquel rostro los lleva a algo que ya conocen: al Cristo del Cenáculo, que en el pan y en el vino ofrece su Cuerpo y su Sangre, alimento para la vida del mundo. A nosotros es preciso que se nos abran los ojos para reconocerlo también “al partir el pan”.

Rezamos el PADRE NUESTRO

Padre Nuestro que estás en el Cielo
Santificado sea Tu Nombre
Venga a nosotros tu Reino
Hágase tu Voluntad en la tierra como en el Cielo
Danos hoy nuestro pan de cada día
Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en tentación
Y líbranos del Mal
Amén

* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.

Cantamos:

6.a ESTACIÓN: EL RESUCITADO SE APARECE A LOS DISCÍPULOS

* TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECIMOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL MUNDO. AMÉN.

"¿Por qué ese espanto y a qué vienen esas dudas? Miren mis manos y mis pies: soy yo en persona” (Lucas 24, 38-39).

La sospecha de estar frente a un fantasma es fuerte. ¿No ha sido Jesús sepultado en la tumba con los signos de la tortura y de la crucifixión? Sin embargo ahí esta él, delante de sus amigos con las manos y los pies heridos en la plenitud de la vida. Y esta Vida Nueva es la que expulsa la amargura, la tristeza y la duda, y nos hace mirar mas allá de la muerte y su silencio. Seguimos mirando tus manos y tus pies, para descubrir “el dolor resucitado”.

Rezamos el PADRE NUESTRO

Padre Nuestro que estás en el Cielo
Santificado sea Tu Nombre
Venga a nosotros tu Reino
Hágase tu Voluntad en la tierra como en el Cielo
Danos hoy nuestro pan de cada día
Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en tentación
Y líbranos del Mal
Amén

* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.

Invitamos a guardar un minuto de silencio
y a que cada uno bese en sus propias manos
las llagas hoy dolientes en que el Señor nos resucita.


7.a ESTACIÓN: EL RESUCITADO DA EL PODER DE PERDONAR LOS PECADOS

* TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECIMOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL MUNDO. AMÉN.

"Sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu Santo, a quien perdonen los pecados les serán perdonados" (Juan 20, 22-23).

Este soplo de Cristo en la tarde de Pascua se difunde en los discípulos que lo rodean admirados. Es un símbolo de la Nueva Creación que surge de sus labios. Es el signo de un nuevo nacimiento que solamente el Espíritu puede operar, haciendo salir al hombre de la muerte del pecado y poniéndolo en camino a una vida nueva en la verdad y la justicia. En la Iglesia siempre debe soplar este aliento divino del perdón que renueva, transforma y santifica a la humanidad.

Rezamos el PADRE NUESTRO

Padre Nuestro que estás en el Cielo
Santificado sea Tu Nombre
Venga a nosotros tu Reino
Hágase tu Voluntad en la tierra como en el Cielo
Danos hoy nuestro pan de cada día
Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en tentación
Y líbranos del Mal
Amén

* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.


8.a ESTACIÓN: EL RESUCITADO CONFIRMA LA FE DE TOMÁS

*TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECIMOS
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL MUNDO. AMÉN.

"Jesús dijo a Tomás: "No seas incrédulo, sino creyente". Responde Tomás: "Mi Señor y mi Dios" (Juan 20, 27-28).

La duda se insinúa en el corazón del discípulo que había escuchado a Jesús y había visto los signos de su poder divino durante sus días terrenos. Ahora, sin embargo, el Resucitado esta ahí, ante los ojos de Tomas, en la viva realidad de su presencia. Y el discípulo retorna a la luz de la certeza y pronuncia su límpida profesión de fe, que muchas veces es la nuestra: "Señor mío y Dios mío".

Rezamos el PADRE NUESTRO

Padre Nuestro que estás en el Cielo
Santificado sea Tu Nombre
Venga a nosotros tu Reino
Hágase tu Voluntad en la tierra como en el Cielo
Danos hoy nuestro pan de cada día
Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en tentación
Y líbranos del Mal
Amén

* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.


9.a ESTACIÓN: EL RESUCITADO SE MANIFIESTA EN EL LAGO TIBERÍADES

* TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECIMOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL MUNDO. AMÉN.

"El discípulo que Jesús amaba dice a Pedro: "Es el Señor". Entonces Jesús se acercó, tomó el pan y se los dio" (Juan 21, 7.11. 13).

A la orilla del lago de Galilea, en las primeras luces del alba, hay un hombre a la espera. Los discípulos de Jesús han vuelto a su antigua profesión de pescadores y están navegando sobre su barca. El discípulo amado dirige la mirada sobre aquella figura y dice un susurro: "Es el Señor". Y Jesús los espera en la playa, dispuesto a ofrecer a los hombres paralizados y dudosos el pan de su presencia.

Rezamos el PADRE NUESTRO

Padre Nuestro que estás en el Cielo
Santificado sea Tu Nombre
Venga a nosotros tu Reino
Hágase tu Voluntad en la tierra como en el Cielo
Danos hoy nuestro pan de cada día
Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en tentación
Y líbranos del Mal
Amén

* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.

Bendecimos un pan especial haciendo memoria del Señor resucitado.

10.a ESTACIÓN: EL RESUCITADO CONFIERE EL PRIMADO A PEDRO

* TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECIMOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL MUNDO. AMÉN.

"Simón, hijo de Juan, ¿me amas mas que estos? Él le responde: "Si, Señor, tú sabes que te amo". Le dice: "Apacienta mis corderos". (Juan 21, 15)

Tres preguntas y tres respuestas de amor constituyen la trama del diálogo entre Cristo Resucitado y Pedro, a la orilla del lago de Galilea. El discípulo, que tres veces lo había traicionado, repite sus tres confesiones de fe y de amor. Y Cristo le confía la hermosa misión de ser pastor de su rebaño a lo largo de los siglos. A través de la palabra, la mano y la persona de Pedro, Cristo continúa guiando hoy a su Iglesia.

Rezamos el PADRE NUESTRO

Padre Nuestro que estás en el Cielo
Santificado sea Tu Nombre
Venga a nosotros tu Reino
Hágase tu Voluntad en la tierra como en el Cielo
Danos hoy nuestro pan de cada día
Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en tentación
Y líbranos del Mal
Amén

* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.


11.a ESTACIÓN: EL RESUCITADO ENVÍA A LOS DISCÍPULOS POR EL MUNDO

* TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECIMOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL MUNDO. AMÉN.

"Vayan y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el final del mundo" (Mateo 28, 19-20).

Sobre la montaña de Galilea, el Cristo glorioso de la Resurrección saluda a sus discípulos. Aunque haya una ausencia exterior, su presencia será viva, diaria, eficaz y constante por siempre, y sostendrá la acción apostólica de la Iglesia, que proclama el Evangelio de la Vida Nueva en el Espíritu, a través del Bautismo que nos salva. Sentimos que esa presencia nos acompaña “todos los días”.

Rezamos el PADRE NUESTRO

Padre Nuestro que estás en el Cielo
Santificado sea Tu Nombre
Venga a nosotros tu Reino
Hágase tu Voluntad en la tierra como en el Cielo
Danos hoy nuestro pan de cada día
Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en tentación
Y líbranos del Mal
Amén

* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.

12.a ESTACIÓN: EL RESUCITADO ASCIENDE AL CIELO

* TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECIMOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL MUNDO. AMÉN.

"Hombres de Galilea: ¿Por qué están mirando al cielo? El mismo Jesús que ha sido llevado a lo alto de entre ustedes, vendrá tal como lo han visto marcharse al cielo" (Hechos 1, 11).

El monte de los Olivos llega a ser el signo del encuentro entre el cielo y la tierra, encuentro que es completo en el Cristo Resucitado. En la Ascensión Él retorna al horizonte infinito de la gloria divina donde esperará a la humanidad redimida. Pero los fieles deben vivir en el camino de la historia y del mundo, construyendo en su ciudad el Reino a la espera del retorno de Cristo. "Y estaremos siempre con el Señor" (1 Tes. 4, 17).

Rezamos el PADRE NUESTRO
Padre Nuestro que estás en el Cielo
Santificado sea Tu Nombre
Venga a nosotros tu Reino
Hágase tu Voluntad en la tierra como en el Cielo
Danos hoy nuestro pan de cada día
Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en tentación
Y líbranos del Mal
Amén

* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.


13.a ESTACIÓN: CON MARÍA A LA ESPERA DEL ESPÍRITU SANTO

* TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECIMOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL MUNDO. AMÉN.

"Los apóstoles eran asiduos y concordes en la oración, junto con algunas mujeres y con María, la madre de Jesús, y con los hermanos de Él". (Hechos 1, 14)

La comunidad cristiana se reúne en torno a María en la fe, en la oración constante y en el amor. Apóstoles y fieles, hombres y mujeres, todos juntos alabando a Dios, dando testimonio de su fe en el Cristo Resucitado, de la vida nueva, en la espera que se cumpla la promesa de Jesús de enviar al Espíritu Consolador "para que permanezca con ustedes para siempre". (Juan 14, 16).

Rezamos el PADRE NUESTRO

Padre Nuestro que estás en el Cielo
Santificado sea Tu Nombre
Venga a nosotros tu Reino
Hágase tu Voluntad en la tierra como en el Cielo
Danos hoy nuestro pan de cada día
Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en tentación
Y líbranos del Mal
Amén

* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.


14.a ESTACIÓN: EL RESUCITADO ENVÍA EL ESPÍRITU SANTO

* TE ADORAMOS, CRISTO Y TE BENDECIMOS.
+ QUE POR TU SANTA PASCUA REDIMISTE AL MUNDO. AMÉN.

"De repente un ruido del cielo, como una violenta ráfaga de viento, resonó en toda la casa donde se encontraban. Y vieron aparecer unas lenguas como de fuego que se repartían posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos del Espíritu Santo." (Hechos 2, 2-4).

En la sala del Cenáculo, el día de Pentecostés, sopla el viento del Espíritu. Es el aliento divino que se difunde en los discípulos del Cristo Resucitado. Se enciende el fuego del amor que calienta el corazón de los creyentes y los conduce al mundo a dar testimonio de la vida, de la luz y de la caridad de Dios. La Iglesia de las mil lenguas, de las diversas culturas y nacionalidades tiene en Jerusalén su raíz y en el Espíritu Santo su fuente.

Rezamos el PADRE NUESTRO

Padre Nuestro que estás en el Cielo
Santificado sea Tu Nombre
Venga a nosotros tu Reino
Hágase tu Voluntad en la tierra como en el Cielo
Danos hoy nuestro pan de cada día
Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en tentación
Y líbranos del Mal
Amén

* Por la resurrección de Cristo
+ Llévanos a la luz, Madre de Nuestro Señor.

Si estamos en comunidad
Cada uno enciende su vela del cirio
para la oración final:

Caminamos muchas veces derrotados hacia Emaús.
Sin embargo un peregrino viaja con nosotros.

Su Palabra nos hace arder el corazón.
Y así entendemos las Escrituras.

Comprendemos que “era necesario
que el Mesías padeciera”.

Lo reconocemos vivo
cuando compartimos el pan.

Derrotamos toda oscuridad
porque Él nos acompaña.

Lejos queda la desesperanza,
lejos quedan los temores y las cegueras.

Una corriente de humanidad
se extiende por todos los caminos.

La Iglesia vive desde ahora de la fiesta.
Cada Domingo volverá a celebrarla.

¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!

OREMOS

Dios y Padre Nuestro,
en la gloriosa Resurrección de tu Hijo
has dado la alegría al mundo entero,
por intercesión de la Virgen María,
concédenos gozar de la luz de la vida sin fin.
Amén.

En comunidad:
Salimos del templo con la vela y la flor cantando:
“Resucitó, resucitó… aleluya”.

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