martes, 25 de agosto de 2009

REFLEXION PARA EL CATEQUISTA

Rosario (Santa Fe), 25 Ago. 09 (AICA)


San Pío X, patrono de los catequistas

La Junta Catequística Arquidiocesana organizó un encuentro por el Día del Catequista el pasado 21 de agosto, fiesta de San Pío X, en la parroquia Perpetuo Socorro, en el Decanato Norte de la arquidiócesis de Rosario.

El presbítero Walter Kury y los miembros de la Junta Arquidiocesana tuvieron a su cargo el acto, que culminó con la misa presidida por el arzobispo de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan, y concelebrada por el decano del lugar, presbítero Miguel Pollano y otros sacerdotes. Asistieron religiosas, religiosos y un gran número de catequistas.

Se destacó la misión de catequista en la catequesis de iniciación cristiana, y las diferentes áreas de la catequesis en la diócesis; así como la preparación futura de un Congreso Diocesano de Catequesis.

En la homilía, el arzobispo agradeció la presencia y la participación de los catequistas; así como a todos aquellos que no pudieron estar presentes, y en particular de los organizadores del encuentro.

"El secreto del buen catequista está en su testimonio personal, que acompaña lo que enseñan y transmiten con su propia vida. El catequista debe vivir el encuentro con una persona, que es Jesucristo. Él está en el centro de la misión con su ejemplo y su enseñanza. De este modo no sólo está llamado a transmitir conocimientos teóricos sobre los misterios de Dios, sino una verdadera vida en Cristo. Como nos enseña Benedicto XVI, en Jesús podemos ver al Padre; sabiendo que ‘el Espíritu es también la fuerza que transforma el corazón de la comunidad eclesial para que sea en el mundo testigo del amor del Padre, que quiere hacer de la humanidad una sola familia’".

El prelado rosarino consideró muy significativo ver cuántos catequistas colaboran como misioneros para dar testimonio y difundir la fe mediante la catequesis, y qué grande es la cooperación que tenemos por parte de ellos en las parroquias y los colegios de las arquidiócesis. Ellos tienen la exigencia de vivir y transmitir con el testimonio personal el Evangelio y la enseñanza de la Iglesia, siendo miembros fieles y activos de la comunidad eclesial.

Asimismo, señaló que hoy expresamos nuestro agradecimiento, el apoyo y el aliento, para que “sean verdaderos catequistas misioneros con una formación cristiana sólida y profunda, teniendo en cuenta, que ellos están llamados a llevar los valores cristianos a los diversos sectores de la sociedad, al mundo del trabajo, y de la convivencia”.

Monseñor Mollaghan invitó a los catequistas a unirse a la misión arquidiocesana, que una verdadera pastoral misionera. “Sabemos que la exigencia de esta pastoral con ocasión de la catequesis de iniciación, también está en el desafío de sostener a lo largo de la vida la conciencia de la vocación bautismal de discípulos misioneros, ayudando a desarrollar el potencial misionero que hay en cada bautizado”, dijo.

Y recordó que “el objetivo central de la catequesis de iniciación es llevar a las personas a un verdadero encuentro con Jesucristo y a una inserción en la vida de la comunidad, por ello el primer espacio de encuentro con El será el conocimiento profundo de la Palabra de Dios, de Jesucristo vivo, en la Iglesia, que es nuestra casa”.+

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